Carta abierta a mi primer amor
Sobre las pasiones que nos acompañan en cada etapa de la vida
La primera cámara de fotos la recibí a los 9 años. Una cámara descartable para ir a un camping con el colegio. Me pasé los mejores días de mi vida probando cada función (pobre ilusa yo que creía que tenía muchas funciones y no imaginaba lo que sería con mi SonyA 7iii algunos años después).
Al regresar a casa, abracé a mis padres con efusión por su ausencia, pero mi mente ya divagaba en el próximo paso: revelar las fotografías.
Qué momento especial aquel en el que parecía que se detenía el tiempo entre que llevabas una rollo de la cámara a revelar y te entregaban las fotografías. Desenfocadas, oscuras, quemadas, perfectas.
Lo que me fascina de la fotografía es que captura un momento que ya no volverá pero cada foto cuenta una historia única, una historia que de otra manera podría perderse en el flujo del tiempo.
De hecho la cámara está creada para poder, con un click, congelar un instante que durará toda la vida.
Finalmente las imágenes son testigos silenciosos de nuestro pasado. Nos recuerdan quiénes eramos, dónde estábamos y cómo nos sentíamos en un momento específico de nuestras vidas.
Con el paso de los años, mi fascinación se desvió hacia otra forma de expresión: Tumblr. Allí descubrí la belleza de combinar palabras con imágenes, fusionando lo sublime con lo melancólico. Comprendí que la vida se compone de la amalgama entre lo hermoso y lo triste, una combinación inevitable como un atardecer que evoca la soledad imposible de escapar.
En fin, entendí que me gusta lo muy bonito y lo muy nostálgico de la vida. La combinación de lo inevitable.
A los 15 años me regalaron mi primera cámara de fotos. Uno de los días más emocionantes que recuerdo, sin dudas.
Empecé a explorar sus funciones, y en un instante de revelación, decidí que debía dominar cada aspecto de este arte.
Así fue como me anoté en un curso de fotografía inicial. Ese fue el comienzo de una profundización de todos los niveles y técnicas posibles de fotografía: desde intermedio, avanzado hasta fotografía de estudio, gastronómica, retrato. Lo probé todo. Y adivina que: todo me fascinó.
Avancé un poco más y me enamoré del vídeo (por eso la compra de la cámara SonyA 7iii). Aprendí todos los trucos y programas de edición porque quería ser filmmaker profesional a toda costa.
Cuando cumplí 21 años, empecé a hacer de la fotografía una profesión. A esto le sumé la creación de vídeos. Es que yo quería aprenderlo todo. Cada trabajo era un desafío nuevo y completamente distinto, pero la emoción que sentía al editarlas y entregarlas le ganaba a todos los miedos.
Hoy, con 27 años, continúa siendo mi herramienta de trabajo y más aun, mi forma de ver el mundo.
Hace poco comprendí que la fotografía es parte de mi identidad
Me acompaña en cada etapa de la vida.
En alguna ocasión, mi psicóloga me dijo que utilizaba la fotografía para estar siempre en posición de observadora. Creo que a través de este arte me permití ver a los demás más profundamente, en su máxima sinceridad. En el momento más vulnerable, cuando sabes que estás siendo observado y cada mínimo movimiento facial revela emociones, puedo captar esos sentimientos.
Finalmente, la fotografía es el arte de observar, y eso es lo que hago: observar. Escribo y tomo fotos porque observo.
Definirme como fotógrafa me llevó años. Quizás, porque sentía que tenía que hacer algo más, que no era suficiente (¿síndrome de impostora quién?). Hoy, es lo primero que respondo cuando alguien me pregunta a qué me dedico. Y lo hago con orgullo, porque es mi primer amor, mi primer pasión y mi compañera de ruta en este mágico camino que llamamos vida.
Ser fotógrafa por el mundo
De hecho, siempre que cuento mi historia de emigrada y cofundadora de una agencia creativa (página web en construcción), cuento que todo fue gracias a la fotografía, que no entiende de idiomas o de culturas. Responde a lo universal: capturar momentos para volverlos eternos.
Me fascina la fotografía como arte y por eso creé mi primer serie de fine art:









Siempre trabajé con mi cámara:









En fin, abrazando la multipotencialidad, siempre trabajaré para seguir haciendo todo lo que me gusta. Sin la necesidad de elegir entre todas mis pasiones.
Gracias a la fotografía por ayudarme a crear una propia identidad en la que me veo reflejada, y ser la forma en la que percibo el mundo.
Por muchos más años de ambos lados de la cámara,
Y te pregunto, ¿cuál fue tu primer amor?
Teo leo, te siento y te acompaño,
Con amor y hasta la próxima edición,
Sofi
Encontrar una pasión enriquece tanto la vida !
Que buena manera de expresión es la fotografía !💜
Tu pasión nos inspira. Gracias por compartirla con nosotros